Como bien sabemos, la vida da muchas vueltas y por ello, nunca debemos decir de este agua no beberé. Últimamente es muy común y cada vez más, el retorno de jóvenes al pueblo, en búsqueda de otras alternativas y de, como se suele decir, un futuro mejor. Parece una paradoja, pero no lo es.
Efectivamente, lo que hace unos años, pudiera parecer una utopía hoy es una realidad, porque lo cierto es que los tiempos han cambiado y siguen cambiando, y lo que era bueno antes, ahora resultar ser todo lo contrario.
Podemos estar seguros de nuestro pasado y también de nuestro presente, sin embargo, el futuro, incluso el más cercano, digamos por ejemplo, mañana mismo, es incierto, se mire por donde se mire. Por ello, porque la vida es una ruleta que va girando y girando y nunca deja de girar, porque cuando nos creemos que estamos parados y nuestra vida es al 100% estable, como las circunstancias que nos rodean o las premisas, o variables o efectos externos a los que estamos sometidos, están en continúo movimiento, puede de repente suceder que nuestra vida de un vuelco inesperado y dejar de ser estable, por eso, nunca podemos descartar que algo jamás vaya a suceder.

Por todo ello, porque las circunstancias son las que gobiernan nuestra vida y porque uno debe ir abriéndose puertas porque para cerrárnoslas en los morros, ya están los demás, yo no descarto la posibilidad de verme en un futuro viviendo en mi pueblo.
Evidentemente, para que eso ocurra, se tienen que dar muchas premisas pero obviamente, la opción nunca se da por rechazada.
Evidentemente, para que eso ocurra, se tienen que dar muchas premisas pero obviamente, la opción nunca se da por rechazada.
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