domingo, 3 de junio de 2012

La salud y el dinero.

Es verdaderamente triste, o al menos a mí me lo resulta, que el dinero, el egoísmo, la avaricia y en definitiva, la ansia de poder, sea lo que domina el mundo y desafortunadamente, así nos va.

Únicamente tenemos una vida, que es de lo único que deberíamos de preocuparnos, y sin embargo, nos centramos en valorar otras cosas dejando de un lado el valor principal de nuestra vida, ese que sin el cual, nada tendría sentido y no es otro que la salud.

Hace unos días, me hicieron una entrevista telefónica sobre la inmigración en mi ciudad. Una de las preguntas que me hicieron es sí todos los inmigrantes, regularizados o no, tienen por igual derecho a la sanidad. Bien, es un tema un tanto complicado del que, deberíamos y tendríamos que hablar durante mucho tiempo y, no creo que al final, llegaríamos a una solución que gustase a todo el mundo.

Es cierto que hoy en día cada país tiene sus propias leyes y están regulados bajo normas diferentes. Es cierto que no todos los países son iguales ni todos gozan del mismo nivel de vida, no sólo económico, sino también educacional, de sanidad, etc... a eso hay que sumarle, que las formas de pensar y la idiosincracia de cada país, crea diferencias más que notorias. Todo esto es una realidad, no me estoy inventando nada, es más, lo estoy contando a grandes rasgos, porque si entrásemos a profundizar en todas y cada una de las diferencias posibles y existentes, veríamos que no habría ni una ni dos, sino muchas, porque para empezar, en un mismo país, hay diferencias entre sus mismas comunidades, sin irnos más lejos, veamos el ejemplo de España.

Pues bien. Teniendo en cuenta que la sanidad en España es gratuita pero todo entrecomillado, porque en realidad, gratis no hay nada en el mundo.

Teniendo también en cuenta que la vida de un ser humano, en teoría, no debería de tener precio y debería de estar por encima de cualquier cosa. 

Teniendo en cuenta esas dos premisas, podríamos decir que, cualquiera que esté en España, venga de donde venga, proceda de donde proceda y en las condiciones que sean, debería de tener, de inmediato y sin ningún pero, derecho a la sanidad. 

Ahora bien, pero hemos dicho en un principio, que la sanidad es gratuita pero entrecomillado ¿por qué? porque la sanidad genera unos costes que son sufragados por el estado que, cómo todos sabemos, consigue los ingresos a través de los impuestos de todos los ciudadanos legalizados, por lo tanto, si yo pago esa sanidad, quién debería de tener derecho a ella, sería yo y no que venga otro, que no ha pagado nada, y se beneficie de ello del mismo que, llegado el momento, bien pudiera yo necesitar. Es cuestión de justicia, independientemente de que estemos hablando de la salud. Pero claro ¿no habíamos dicho que la salud de un ser humano está por encima de cualquier cosa, incluso del dinero? conclusión, es un tema muy pero muy complicado y más en los tiempos que corren, porque ahora, con la crisis y los recortes, entre otras cosas, en la sanidad, más se agrava el problema y más en evidencia queda el hecho de que, quién paga es quién primero tiene derecho al uso y si ni para quién paga hay, evidentemente, para quién no ha pagado, menos aún.

De cualquier modo, no quería irme por esos derroteros en esta ocasión, tal vez en otro momento sería interesante hablar de la relación entre la inmigración y la sanidad en España. Yo quería relacionar la salud y el dinero. ¿por qué? pues porque, ayer mismo, hablando con una amiga, me decía que le habían pasado un correo donde le decían el nombre (el cual ahora no recuerdo) de una sustancia cancerígena que se usa en la fabricación de muchos productos cosméticos y de limpieza. Me decía, que es cancerígeno pero que se usa, porque es más barato que otros y entonces digo yo ¿es antes la salud que el dinero? ¿por qué si el ministerio de sanidad o el gobierno o a quién le corresponda, sabe que ese producto es cancerígeno, no obliga que se retire inmediatamente del mercado? ¿Es más importante el enriquecimiento de las empresas cosméticas, o de lo que sean, que la vida de los ciudadanos? 

El caso es que he estado echando un vistazo en internet sobre la cantidad de sustancias cancerígenas, y sin entrar en profundizar e investigar más en el asunto, he visto que hay una larga lista de 216 sustancias cancerígenas. Fuerte y preocupante ¿verdad? y me pregunto yo ¿qué medidas se toman para evitarlas? porque la sensación que a mí se me queda es de impotencia, de rabía e indignación. Tengo la desagradable sensación que miremos hacía donde miremos, siempre estamos rodeados de algún efectos externos tóxico y altamente perjudicial para nuestra salud, y de ello, no nos libramos tan fácilmente. Duro y triste, pero lo que es más triste, es que sabiendo de ese peligro, no se pongan remedios para ello.

En fín, en otro momento seguiré reflexionando más sobre el tema. Siempre y cuando tenga ganas, porque este tema me deja una sensación de vacío y tristeza que no es fácil de soportar.


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