=Seres mortales=
Caminamos
descalzos
a expensas
de nuestro destino
ilusos
y desarmados
pisando
sobre cristales
o
apuntalados por espesas llamas de fuego
sabiendo
que a cada paso
nos
espera un precipicio.
Somos insignificantes
mortales
cómo el
David de los peligros
que a
veces es sorprendido
por el
abominable ser supremo
conocido
por el nombre de Goliat.
Dejamos
que nuestros pasos
se queden
plasmados sobre la arena
formando
un manto anónimo
que
morirá debajo de las olas del mar
o tras
el paso de la brisa delicada
que
hace acto de presencia
con
carácter no siempre predecible
y de modo circunstancial.
Conducimos
nuestras energías
por los
canalones oxidados
y por
ahí nos dejamos llevar
y sólo si
la vida nos pega una bofetada
y nos
enseña la pancarta
de “Stop: Prohibido pasar”
es
cuando nos damos cuenta
de la
actitud confundida
y del
sendero equivocado
que ha
llevado nuestro corto caminar.
Sabemos
que el cromatismo de nuestra vida
es el
resultado de nuestra suerte
y de
nuestras –afortunadas o no- elecciones
y ya cuando vemos nuestro piso
y el
manto de nuestro cielo
tornar
entre el negro y el gris
en unas
ondas cíclicas y simétricas
aceptamos -nos guste o no-
nuestra condición de mortal.
nuestra condición de mortal.
Y como cuesta aceptarla verdad?
ResponderEliminarBesos.
Pues sí torito, la verdad que sí. Sabemos que vamos a morir pero sin embargo, nos aferramos a la vida cómo a un clavo ardiendo a no ser que la perdamos el respeto.
EliminarUn saludo