Buenos días.
Quizás suene raro, pero a mí siempre me ha divertido más escribir que leer, y lo que es leer, leía poco. Ahora sé que es un error. Para saber escribir uno tiene que leer, de lo contrario, uno nunca mejorará en su forma o modo de escritura y su lenguaje será muy escaso.
Ahora, me sigue gustando escribir. Es una cosa muy divertida y, me atrevería a decir, que liberadora. Uno cuando escribe, se desahoga en unas ocasiones y en otras, aparca sus problemas para embarcarse en un mundo de fantasías. De una manera u otra, escribir siempre es gratificante, pero también me está gustando leer, de hecho, me propuse cumplir un reto: leerme 50 libros en este año. No sé si lograré cumplir mi reto pero lo estoy intentando. Ya me he leído un par de libros y tengo otros empezados que son:
-El código da vinci. Que cuando le quiera seguir no me voy a acordar ni de lo que llevaba leyendo.
-Nadie es más que nadie.
-Destino sangriento.
-Las once mil vergas. Este libro si me le termino será únicamente porque es corto porque lo poco que leí no me gustó mucho.
-Adiós princesa.
-Paula. Me le empecé ayer, porque lo poco que me había leído hace tiempo ya se me había olvidado, y me acompaña en mi trayecto de autobús.
De momento, no voy a comenzar con ningún otro libro, sino me he terminado todos estos pero tengo una larga lista de libros que me quiero leer.
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